Ramiro Alfonso Gómez Arzapalo Dorantes
PRESENTACIÓN DEL LIBRO:
Los
Divinos entre los Humanos, Artifcio
Editores, México, 2013.
En las comunidades de ascendencia indígena en
México, el papel que se considera que juegan los santos en la vida social, es
algo digno de ser considerado desde la antropología, respetando la
interpretación autóctona que, en las diferentes variantes locales, preserva un
rico bagaje cultural e histórico que ha sido tradicionalmente despreciado tanto
por la historia oficial del estado, como por la parte hegemónica eclesiástica.
Estos entes numinosos son considerados como personajes vivos y presentes en los
pueblos, como entidades sagradas, que si bien nominal e iconográficamente
proceden de la religión católica, desde la observación etnográfica se evidencia
una concepción de lo divino culturalmente diferente a la tradición cristiana
“occidental”.
La divinidad se integra –en
estos contextos culturales indígenas- a una red de intercambio y reciprocidad
entre lo natural, lo humano y lo divino, a imagen y semejanza de las existentes
en la sociedad humana. Los santos, así, se convierten en personajes divinos
encarnados en sus cuerpos de madera, pasta o resina, con voluntad propia y
poderes específicos que legitiman –mediante sus apariciones milagrosas,
presencia, parentescos y decisiones- la identidad, el territorio y las
relaciones interpueblerinas de una región.
Así
pues, en este libro se presentan algunos datos de campo en relación al uso de
las imágenes de los santos en medio de la vida cotidiana, datos provenientes de
la experiencia propia de cada uno de los autores involucrados. Como personajes
numinosos, los santos son considerados –dentro de las celebraciones rituales-
como personas vivas más que como imágenes innertes, con todas las
características propias que esto implica, tales como una voluntad
individualizada, un ámbito específico de funciones en medio del entorno natural
y social, parentescos con otros santos y pertenencia territorial a un pueblo en
específico. A partir de esto, el problema que se plantea a lo largo de las
páginas de este libro, refiere constantemente a la pregunta acerca de cómo
interpretaron estos pueblos campesinos de ascendencia indígena, desde su
cosmovisión, las imágenes religiosas cristianas insertadas en su espacio
cultural, y a partir de su propia perspectiva interpretativa de lo divino y su
relación con lo humano, ¿qué roles le fueron asignados a las imágenes
religiosas cristianas dentro de la vida del pueblo?
A lo largo de las páginas de este volumen colectivo,
se insiste y enfatiza que–a partir de la observación etnográfica- se evidencia
que las imágenes de los santos en las comunidades campesinas de origen indígena
fueron reinterpretadas de acuerdo a la cosmovisión propia de los pueblos donde
se implantaron, alejándose considerablemente de la explicación piadosa del
clero para ser adoptados como entidades sagradas cuyas funciones específicas
corresponden a las necesidades históricas concretas de los hombres que les
rinden culto, incorporándose con otras personalidades de carácter igualmente
divino que definitivamente no provienen de la explicación cristiana, sino que
corresponden a una concepción mesoamericana.
El sincretismo resultante reúne en una nueva
vivencia cultural y religiosa las procedencias, tanto de uno como de otro lado.
Desde esta lógica, el espacio del mundo, se convierte en una vecindad de los
humanos, la naturaleza, y los divinos, en la cual, todos interactúan, cada
quien aportando lo que debe desde sus posibilidades ontológicas, donde destaca
la participación humana en el ritual que –desde estos contextos- integra el
orden social, político y económico del pueblo con la naturaleza y la divinidad,
una relación de la que todos salen beneficiados, pues comparten este mismo
mundo.
No
se trata de reducir el problema a una concepción casi ingenua donde se
considere que los antiguos dioses indígenas se transformaron de manera
mecánica, invariable y total en los santos católicos. Fue un proceso muy
complejo, donde hubo mecanismos de imposición, es cierto, pero a la par –por
parte de los indígenas sometidos- hubo también estrategias y procesos de
reformulación y reelaboración simbólica que implicaron discriminación y
selección de los elementos impuestos, con miras a una consecución de las
tradiciones autóctonas –hasta donde fuera posible- al menos lograr una versión
de lo impuesto acorde al proceso histórico vivido y significativo desde el
horizonte cultural indígena. Esto se logró en diferentes niveles, dependiendo
en buena medida de la presencia, fuerza e intensidad de los mecanismos de
imposición, pero también –y de manera determinante- de las formas como los
indígenas reinterpretaron el cuerpo doctrinal que se les impuso. Ese proceso no
terminó en el s. XVI, sino que continuó a lo largo de las diferentes fases
históricas y continúa hasta la fecha. De eso es de lo que dan cuenta los textos
aquí reunidos. Este volumen colectivo, pues, pretende reflexionar en torno a
esta característica de la dinámica cultural interna de estos pueblos partiendo
de la reformulación de los Santos como personajes numinosos integrados al
repertorio de entes divinos autóctonos, es una aproximación a una realidad
social donde –en palabras de Luis Millones:-
“se descubre, a la lejanía, la oscurecida presencia del cristianismo,
detrás de las muchas capas de un mestizaje que no concluye”. (Millones 2010: 54)
Alessandro Lupo nos recuerda
que es muy pertinente recordar que:
La categoría de “religión” –ligada
como está al legado cultural europeo- ha tenido desde los primeros contactos
con las Américas en el s. XV un papel de absoluta centralidad en la
representación de los pueblos del Nuevo Mundo, en la definición de su estatus
dentro del régimen colonial, en la justificación de la hegemonía que les
impusieron los conquistadores y que sus descendientes han mantenido en las
formas más diversas por cinco siglos, hasta la caracterización de las
identidades étnicas en el mundo actual. […]
Se trata, como es evidente, de una
representación retórica y etnocéntrica, fuertemente estereotipada, además de
hegemónica, de la identidad y la religiosidad de los nativos de las Américas,
sobre la cual ciertamente será útil interrogarse en términos analíticos, y que
fácilmente queda subvertida por la observación directa de las muy diversas
realidades etnográficas presentes en el continente, que en las últimas décadas
han sufrido transformaciones considerables y que justamente en el ámbito
convencionalmente definido como “religioso” presentan fenómenos de
extraordinario interés antropológico. (Lupo 2010)
En este mismo sentido, Félix
Báez señala que:
Estudiar la religión popular equivale
a explicar las mediaciones simbólicas e ideológicas que denotan las relaciones
hegemónicas y contrahegemónicas entre la autoridad eclesiástica y las
comunidades de creyentes, finalmente, un aspecto de la práctica del poder. El
enfoque histórico que, necesariamente, debe conducir estas pesquisas es
contrario a las ópticas que privilegian el análisis sincrónico o funcional.
Subraya las relaciones entre los sujetos y la sociedad en situaciones
concretas, contextuadas en la dialéctica de la “acción recíproca” que se
expresa en procesos. Desde esta ventana analítica el concepto de religión
popular identifica imágenes del mundo, es decir, sistemas de prácticas y
creencias en torno a lo sagrado, históricamente configurados y estructuralmente
condicionados, construidos en condiciones signadas por el dominio y la
subalternidad. (Báez-Jorge 2011: 265).
Y
páginas más adelante concluye señalando:
A lo largo de este ensayo he procurado
situarme en una perspectiva desde la cual observo a la religión oficial y a la
religión popular como fuerzas sociales y entidades simbólicas que (aunque sus
manifestaciones puedan ser polares) en condiciones particulares llegan a
expresarse de manera concertada. Erróneo sería reducir una a la otra, e
igualmente equivocado sería examinarlas de manera aislada (Báez-Jorge 2011:
289).
Es evidente que en la
interacción de ambos sectores sociales, se generan los mecanismos propios de
las dinámicas de la religión popular, que son una ventana privilegiada para
asomarnos al complejo entramado social que subyace en estas expresiones
religiosas interactuantes dialécticamente, como también ha apuntado
pertinentemente Broda:
Para
estudiar los procesos históricos de larga duración hace falta usar conceptos
amplios que engloben a las comunidades indígenas como parte de la sociedad
mexicana en su totalidad. El estudio de la religión con un enfoque
antropológico holístico representa el desafío de rastrear no sólo el ámbito
religioso sino también los procesos socio-económicos y políticos que
determinaron el desarrollo de la sociedad de la Nueva España y el proceso
post-colonial. El concepto de religiosidad popular, definido a partir de
Gramsci, Giménez, Maldonado, Báez-Jorge y otros autores, permite vincular estos
diferentes ámbitos sociales y políticos, ya que se construye a partir de los
poderes hegemónicos del Estado y de la Iglesia. (Broda 2009: 8).
Concluyo esta presentación enfatizando que en las comunidades rurales de ascendencia indígena en México, los Santos suelen ser considerados como entidades vivas, presentes físicamente en los pueblos a través de sus cuerpos de madera o resina. Como entes personales, tienen amistades, enemistades, gustos y parentescos, todos operantes con una voluntad propia. Para comprender la lógica cultural interna de estos pueblos que integran la actividad humana, la divina y la de los entes naturales en su ser y quehacer cotidianos, es necesario considerar y profundizar en los procesos histórico-culturales locales de resignificación de los Santos como personajes numinosos integrados al repertorio de entes divinos autóctonos. En este asunto de los santos –en estos contextos sociales- se juega la concepción misma de lo divino en estos grupos culturales, una concepción No-Occidental de cuño mesoamericano. Uno de los ejes centrales que se deja ver en las distintas reflexiones aquí vertidas, es que –entre las muy diversas formas que las manifestaciones religiosas populares asumen- el uso de las imágenes entre los pueblos campesinos de origen indígena, merece mención aparte. La imagen, completamente incorporada a la vida social del pueblo, es asumida como personaje partícipe del devenir comunitario. Dichas imágenes, pertenecientes al orden de lo sagrado, totalmente integradas en el orden de lo humano y con poderes específicos en el orden natural, parecieran integrar en sí mismas -así como en los complejos rituales y organización social en derredor de ellas- una clave para entender la forma de convivencia tan peculiar entre esos tres órdenes de la realidad, desde los horizontes propios de las culturas indígenas.
Solamente me resta recordar que quienes participamos en esta conjunción de textos, partimos de las propuestas presentadas en el 2010 en la XXIX reunión de Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, celebrada en las instalaciones de la BUAP. El simposio que nos congregó en aquella ocasión se tituló: Los divinos entre los humanos: los santos en contextos religiosos sincréticos en comunidades campesinas de origen indígena. Así pues, el título del presente libro, alude a aquél encuentro donde quienes participamos expusimos las ideas centrales que aquí se presentan, y la disposición en la secuencia de los textos respeta el orden de exposición al cual nos sujetamos en aquella ocasión.
Además, quiero asentar claramente, que quienes participamos en el presente volumen, hemos sido formados por la Dra. Johanna Broda y hemos sido partícipes en algún momento del Seminario de Organización Social y Cosmovisiones Prehispánicas que ella dirige en el Posgrado de Historia y Etnohistoria de la ENAH, lugar donde en años recientes han cobrado fuerza las discusiones acerca de la religiosidad popular de corte indígena y las posibilidades de análisis y teorías acerca de estos fenómenos.
Solamente me resta recordar que quienes participamos en esta conjunción de textos, partimos de las propuestas presentadas en el 2010 en la XXIX reunión de Mesa Redonda de la Sociedad Mexicana de Antropología, celebrada en las instalaciones de la BUAP. El simposio que nos congregó en aquella ocasión se tituló: Los divinos entre los humanos: los santos en contextos religiosos sincréticos en comunidades campesinas de origen indígena. Así pues, el título del presente libro, alude a aquél encuentro donde quienes participamos expusimos las ideas centrales que aquí se presentan, y la disposición en la secuencia de los textos respeta el orden de exposición al cual nos sujetamos en aquella ocasión.
Además, quiero asentar claramente, que quienes participamos en el presente volumen, hemos sido formados por la Dra. Johanna Broda y hemos sido partícipes en algún momento del Seminario de Organización Social y Cosmovisiones Prehispánicas que ella dirige en el Posgrado de Historia y Etnohistoria de la ENAH, lugar donde en años recientes han cobrado fuerza las discusiones acerca de la religiosidad popular de corte indígena y las posibilidades de análisis y teorías acerca de estos fenómenos.
Por último, reitero mi más
profundo agradecimiento a todos los colegas
que participaron con los trabajos que conforman este volumen, aportando
desde sus ámbitos de investigación específica la riqueza que aquí se conjunta
en este incesante camino de descubrimientos constantes e inagotable discusión
teórica.
Referencias
bibliográficas
Broda, Johanna
2009 “Religiosidad popular y cosmovisiones
indígenas en la historia de México”, en Johanna Broda (Coord.), Religiosidad popular y cosmovisiones
indígenas en la historia de México, México, ENAH, pp. 7-19.
Báez-Jorge, Félix
2011, Debates en torno a lo sagrado.
Religión popular y hegemonía clerical en el México indígena, Universidad
Veracruzana, Xalapa.
Lupo, Alessandro
2010 “Epílogo”, en Félix Báez Jorge y
Alessandro Lupo (Coords.), San Juan Diego
y La Pachamama. Xalapa, Editora de Gobierno del Estado de Veracruz: .
Millones, Luis
2010 “Viaje al infierno: el dogma cristiano
en las orillas del Pacífico Andino”, en Félix Báez Jorge y Alessandro Lupo
(Coords.), San Juan Diego y La Pachamama.
Xalapa, Editora de Gobierno del Estado de Veracruz: 19-58.