Presentación en la Maestría de Pastoral Urbana
Universidad Católica Lumen Gentium
2 de octubre de 2013
Alejandro Gabriel Emiliano Flores
Imaginarios, vínculo y religiosidad.
A propósito de religiosidad popular. Presentación de libro
“Los Divinos entre los humanos”
“Los
Divinos entre los humanos”… el título de este libro me hace recordar una
película de hace 17 años aproximadamente, un pasado reciente para mi memoria aunque,
quizá para algunos de ustedes, sea un material muy lejano. Me refiero a “Santo
Luzbel” de Miguel Sabido(1996) . Una película en
donde se muestran las cercanías cosmológicas y religiosas de dos culturas, la
náhuatl y la española, pero que, debido a la diferencia de interpretación de
elementos simbólicos constituyentes de sus imaginarios sociales, entran en un
conflicto irreconciliable respecto a la trascendencia. Un tema sumamente provocador.
Y
precisamente el título del libro también resulta provocador en dos sentidos:
El primero, ¿Los divinos? ¿Es posible hablar en
plural refiriéndonos a personas ajenas a la Trinidad? Porque cuando se habla de
aquellos que han sido considerados modelos de vida cristiana se les denomina
“santos y santas” pero ¡no divinos!
El segundo, dentro de la doctrina cristiana se
reconoce que la Iglesia está formada tanto por la Iglesia inmanente como la
trascendente pero estas “realidades“no precisamente se tocan debido a
cuestiones óntico-ontológicas. Cómo es pues que se pueda decir que “los
divinos” están entre los humanos.
Esta
doble provocación que enfrenta mi mente, también me hace recordar las palabras
de Isidoro Berenstain(2007, 12) al referirse a los
efectos de la educación que hemos recibido: “Quizá el más notorio o el más
impactante es el esfuerzo por ocultar las inconsistencias y mostrar un universo
terso y sin fallas. Con solo mencionarlas
surgen actitudes violentas, como si atacara un firme sostén de la
subjetividad. Es que se recurre a la violencia para hacer aceptar un mundo sin
inconsistencia.”
La
respuesta violenta ante las inconsistencias de una cierta cosmovisión se debe a
que la reproducción social del estos universos por parte de grupos, colectivos o sujetos sociales específicos
conlleva una gran carga emocional conformadora de un cierto núcleo simbólico
que sustenta tanto la identidad social como la cohesión social de dichos grupos
y que asegura su subsistencia. Por ello, lo que le importa al sujeto
principalmente es creer en los imaginarios colectivos que se han reproducido en
su misma persona y que él ha enriquecido mediante su actividad creativa al
resignificarrealidades distintas a las tipificadas en los complejos
comportamentales contenidos en esos imaginarios ahora sociales. Así que el
individuo busca creer que “el mundo es sólido, que las verdades son redondas y
por tanto universales”.(Berenstein 2007, 12)
Con
todo, la condición situacional de nuestra vida cotidiana se enfrenta, de
continuo y permanentemente, al conflicto de las inconsistencias en su universo debido, entre otras tantas cosas, a la modernidad
y globalización. Motivos por los que ZygmuntBauman(2003) desarrolló su
concepto de modernidad líquida y fragilidad humana, donde todo parece que se
diluye, donde todo es reemplazable. Pero ¿por qué se nos escapa la realidad
social y el sentido existencial dentro de esta vida cotidiana?
Francisco
Castro (2008) , hablando sobre
Heidegger, dirá que se ha perdido el sentido de la relación con el ser y, ante
esta ruptura, nos hemos quedado con relaciones cosificadas. En otras palabras,
hemos perdido y olvidado nuestra capacidad de vinculación con aquél otro que es
como yo y nuestra capacidad de apego a lo otro en cuanto útiles que muestran
nuestras necesidades vitales. Sin embargo, “Lo que vincula a uno con otro
declara la inconsistencia de lo individual, de lo identitario, y da a conocer
otro panorama del mundo humano. Pero una vez entrevisto este mundo surcado de
inconsistencias que abren a lo novedoso, no hay vuelta atrás. Las operaciones
de conocer y de pensar se tornan más atractivas, más divertidas y tentadoras
ante la eventualidad de descubrir otras posibilidades subjetivas. Éstas hacen
retroceder la seducción de la repetición de conceptos, y hacen menos deseable
el no pensar” (Berenstein 2007, 12-13)
Con
todo esto ¿qué tiene que ver el título de “Los divinos entre los humanos” con
la cuestión vinculatoria en un mundo líquido? Pues que la liquidez solo tiene
sentido ante la propuesta consumista y desechable de una cultura global y, como
si los opuestos se tocasen o fuese por dialéctica hegeliana, surge lo local con
su solidez. La relación de los “santos”, reconocidos en la globalidad, no son
patronos universales sino vecinos locales que objetivizan la identidad del
grupo social al que pertenezco, me enraízan al entorno físico en que vivo, dan
firmeza a mi vida mediante jerarquías claras y me permiten reconocimiento
social debido a la movilidad social en que se fundan, evitando que me diluya en
un mundo desbocado por los cambios tecnológicos.
Pero
he aquí una de las inquietudes más ambiguas de la mentalidad de hoy, dirá Bruno
Gelati: hacer coincidir sentido religioso y fe. Con esta coincidencia se
presenta, en el pensamiento actual, una nueva forma de gnosis que pretende agotar el ámbito de la fe en lo religioso.
Porque,aunque la fe sea, en su verdadera experiencia, respuesta a todo sentido
religioso, sería impropio crear entre ellos una identidad. El sentido religioso
expresa el nivel de la naturaleza última y pretender que la fe sea el éxito de
una particular racionalización de este nivel natural equivaldría a una
reducción de los dos respectivos ámbitos, homologados dentro de criterios no
propios como, por ejemplo, los son el fideísmo racional o, al revés, el
racionalismo de la fe.(2001, 37)
De
este modo, el texto que nos presenta el Dr. Ramiro Gómez-Arzápalo, nos da
acceso a esos mundos no hegemónicos con sus imaginarios concretados en
comportamientos específicos que integranlo trascendente y lo inmanentede manera
análoga al pueblo de Israel donde Jesús de Nazaret se desarrolló. Los textos
dan cuenta de las síntesis cosmogónicas y cosmológicas en donde la presencia de
Dios se hacía palpable la materialidad de la cultura para cada integrante de un
pueblo, grupo o colectivo. Son investigaciones valiosas para aquellos que desee
hallar la Semina Verbi bajo la única
condición de no aventurar juicios de valor superfluos sobre la validez ritual o
doctrinal de la relación de esta vida cotidiana de seres humanos pertenecientes
a comunidades concretas con la trascendencia divina que se nos ha revelado en
Jesucristo.
Mtro. Alejandro G. Emiliano F.
Tlalpan, D. F., a 2 de octubre de 2013
Trabajos citados
Bauman,
Zygmunt. Modernidad líquida. México: Fondo de Cultura Económica, 2003.
Berenstein, Isidoro. Del ser al hacer. Curso sobre vincularidad.
Buenos Aires: Paidós, 2007.
Castro Merrifield, Francisco. Habitar en la época técnica. Heidegger y
su recepción contemporánea. México: Plaza y Valdéz, 2008.
Gelati, Bruno. «El factor religioso.» En Concepto y problema de Dios.
Una reflexión filosófica, de Francisco Piñón G., Jesús Oscar Perea G.,
Verónica Correa M. y Elisa Mora L., 37-47. México: Plaza y Valdés, 2001.
Santo Luzbel. Dirigido por Miguel Sabido. Interpretado por Ignacio
López Tarso, Rafael Cortés, Agustín Avilés y Carlos Pichardo. 1996.